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Agro-climatología. Cuestionan la llegada de La Niña

Esquiva, caprichosa, escondedora, difícil de atrapar. La Niña anunciada para esta campaña de gruesa sigue llenando páginas plagadas de opiniones encontradas. “Dada una menor chance de que La Niña ocurra este año, los riesgos de falta de lluvias para los cultivos de soja en el sur de Brasil y en la Argentina durante la cosecha 2024/25 son más limitados”, avisó hace unos días la estadounidense StoneX, en este caso a través de la oficina radicada en territorio del socio del Mercosur. Respecto de nuestro país, la consultora cree que un clima neutro o la confirmación de una Niña débil, aleja la posibilidad de sequías severas.

Es que, para estos especialistas, en caso de que ocurra el fenómeno ENSO ligado al enfriamiento en el Pacífico, “las previsiones indican que se trataría de una Niña de baja intensidad y corta duración”. Por esta razón StoneX apuesta a una cosecha de soja muy importante en Sudamérica –más de 200 millones de toneladas-, lo que augura gran presión sobre las cotizaciones. Eso a pesar de la demora de las siembras en Mato Grosso. “De ahora en más las lluvias serán frecuentes en la región central de Brasil, lo que aleja riesgos para la productividad del cultivo. De todos modos, la tarea apenas comienza y es probable que las cuestiones climáticas muevan el mercado en los próximos meses”, destacó StoneX.

Los analistas oficiales no terminan de concordar con estos pronósticos. El Centro de Predicción del Clima de la NOAA estadounidense ha indicado que existe un 60 % de probabilidades de que se desarrollen condiciones del fenómeno La Niña a partir de noviembre de 2024. Persistiría hasta enero o marzo de 2025, y sería débil y de corta duración. La estimación previa ubicaba estas chances en torno del 71%. Evidentemente algunas cosas están cambiando.

La voz de StoneX no es una opinión aislada. El meteorólogo estadounidense Drew Lerner, ligado a World Weather, dice que espera que el clima en América del Sur sea favorable para la producción de maíz y soja. “Sé que muchos productores de mi país buscan un problema en América del Sur para que los precios vuelvan a subir, pero dudo que ocurra”, reconoce.

Lerner coincide en que hay lluvias en el radar que deberían mejorar las condiciones secas que han limitado el trabajo de campo en Brasil. “Soy de la opinión de que veremos probablemente un poco menos de precipitaciones de lo normal en este país durante el transcurso de su primavera y verano, pero creo que las lluvias que irán recibiendo serán oportunas. Y en un año normal, a Brasil le alcanza el agua disponible para obtener los mejores rendimientos. Respecto de la Argentina, espero que tenga una temporada mucho mejor en comparación con lo que sucedió el año pasado”. Como fuere, no caben dudas de que el clima en Sudamérica influirá decisivamente en los precios de las materias primas estadounidenses hacia fin de año. De hecho, ya lo está haciendo.

Pero no todo es color de rosa después de un septiembre insólitamente seco. John Baranick, meteorólogo de la también estadounidense DTN, recuerda que finalmente se ha iniciado la temporada de lluvias en Brasil, el país de mayor peso en materia de oferta de soja. Quizás las grandes dudas radiquen en la suerte del maíz safrinha, que debe sembrarse después de la soja en enero o febrero, para evitar que el periodo crítico recaiga en los dominios del segmento seco en el centro de Brasil, que se extiende desde fines de abril a septiembre-octubre.

En el mismo sentido, Tim Marsh, de Summit Commodities advierte que cada vez que hay un retraso en la siembra de soja en Brasil, la segunda cosecha de maíz se ve afectada. “Si la safrinha no se planta a tiempo, no madurará, no llegará a la polinización y no se llenará el grano antes del 1º de mayo, con el riesgo de que después se quede sin agua. Hace tres o cuatro años, el país perdió alrededor del 25% de la segunda cosecha de maíz y fue de gran ayuda para las exportaciones estadounidenses”.

En cuanto a la soja, habrá que seguir de cerca la evolución de las siembras en Brasil, para ver hasta qué punto el productor puede cubrir rápidamente mucha superficie y recuperar el tiempo perdido. Por lo demás, las precipitaciones suelen ser muy uniformes campaña tras campaña en la última parte del año, cuando se da el periodo crítico de la oleaginosa, la instancia más importante del ciclo. Esta vez no sería la excepción.

Cabe recordar que la Argentina registrará un fuerte recorte en el área de maíz tardío debido a temores vinculados con la chicharrita y los riesgos de padecer achaparramiento. Si se sumara a alguna quita en los números del maíz safinha brasileño podría afectar los volúmenes disponibles del cereal en esta parte del planeta.

Por algunos meses la lupa del mercado granario estará puesta en la llegada de La Niña o no, que en el caso de Sudamérica puede ser crucial para delinear los volúmenes a cosechar el próximo otoño, y también los precios de soja y maíz en la primera parte de 2025.

Infobae – Revista Chacra – Claudio Gianni

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