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El arroz argentino tiene calidad y reconocimiento internacional

El cereal nacional destaca por su calidad industrial y culinaria, impulsando su presencia en mercados de Latinoamérica, Europa y Asia. El Inta lleva registradas 10 variedades.

(NAP) El arroz argentino ha ganado reconocimiento mundial por su alta calidad, tanto industrial como culinaria, destacó un trabajo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina para conmemorar el Día del Arroz, el pasado 31 de octubre.

El Inta desarrolló el Programa de Mejoramiento Genético de Arroz, que ya tiene 30 años y logró registrar 10 variedades del cereal, apto para diferentes regiones, además permitió un aumento en los rendimientos y una mejora en la calidad del arroz. Un reciente estudio determinó que la investigación y el desarrollo tecnológico generó un impacto económico que asciende a 1.926 millones de dólares.

El arroz es el tercer cereal más sembrado y el de mayor consumo humano en el mundo, además de ser uno de los cultivos más estudiados debido a su genoma simple y pequeño.

A finales de la década de 1980, el programa ajustó sus objetivos hacia variedades que no solo ofrecieran un alto rendimiento, sino también una buena calidad culinaria e industrial. En aquel entonces, la mayoría de las variedades eran de origen extranjero, con alto potencial de rendimiento pero deficiencias en la calidad del grano. José Colazo, investigador del Inta Concepción del Uruguay, explicó: “Esta limitación impedía al arroz argentino competir y acceder a mercados de alto valor”.

Colazo también destacó un problema significativo: “No existía una herramienta selectiva para controlar la principal maleza del cultivo, el arroz rojo. Una vez que esta maleza invadía un lote, resultaba muy difícil erradicarla, lo que generaba pérdidas significativas en el rendimiento”.

Frente a esta situación, el programa planteó una estrategia orientada al desarrollo de variedades nacionales con un alto potencial de rendimiento, resistencia a herbicidas y una excelente calidad de grano, lo que diferenciaría al arroz argentino a nivel mundial.

El desarrollo de 10 nuevas variedades permitió al programa ganar confianza y establecer alianzas para acceder a nuevos mercados. Actualmente, el arroz argentino se comercializa en países de Latinoamérica, Europa y Asia. Desde 2004, se registraron 6 variedades de grano largo fino, como Camba Inta Proarroz y Gurí Inta CL, y una variedad de doble carolina, Kira Inta. Además, se está en proceso de inscribir nuevas variedades como Inta Mati y ArborInta.

La tecnología Clearfield, desarrollada por el Inta para controlar el arroz rojo, ha sido adoptada por diversas variedades en América Latina, convirtiéndose en una herramienta esencial para el control de malezas.

Un estudio realizado por la Universidad de Arkansas determinó que las variedades de arroz del Inta generaron una ganancia genética promedio de 59 kilos por hectárea al año, lo que se traduce en un impacto económico de los 1926 mill/dol. Este análisis consideró la ganancia genética de cada variedad, el área sembrada en Argentina, Brasil y Uruguay, y el precio promedio al productor.

Desde 2007, el impacto económico total asciende a 2.069 mill/dol, con una ganancia de producción de 5,94 millones de toneladas. Este resultado refleja el alto retorno de la inversión en investigación y desarrollo en el sector público.

“Los logros del programa de mejoramiento se evidencian en la adopción generalizada de la genética del Inta, no solo en Argentina, sino a nivel global. Este éxito es fruto del trabajo de un equipo interdisciplinario de investigadores que han desarrollado tecnologías innovadoras en colaboración con el sector arrocero nacional”, destacó el informe del Instituto.

Mariano Durand, investigador del Inta, destacó que “el desarrollo de cultivares de arroz es un proceso que, en promedio, puede llevar alrededor de 10 años debido a las múltiples etapas de selección y evaluación”. Para optimizar este proceso, se están utilizando metodologías de selección precisas y nuevas tecnologías como la visión computacional y la edición génica.

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En los últimos años, el programa se ha enfocado en crear materiales resistentes al patógeno Pyricularia oryzae y en incorporar nuevas fuentes de resistencia a herbicidas, manteniendo al mismo tiempo los altos rendimientos y la excelente calidad que caracterizan a las variedades del Inta.

Durand mencionó que “estamos en la etapa final de evaluación de una línea identificada como Cr 1329, que combina alta productividad, calidad y resistencia al quemado del arroz”.

Por otro lado, se están investigando nuevas tecnologías de resistencia a herbicidas, como Provisia y SUR-15, que, junto con la rotación de cultivos, ofrecerán herramientas clave para mejorar el manejo del cultivo y contribuir a la sostenibilidad del sistema arrocero. En 2022, se inscribió el cultivar Angiru Inta CL, que destaca por su alto potencial de rendimiento y calidad industrial, y estará disponible para los productores en la campaña 24/25. (Noticias AgroPecuarias)

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